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EL DUENDE Y LA LUNA


EL DUENDE Y LA LUNA


Había una vez ...un duende plateado.
Como todo los duendes .... estaba enamorado...
Unos se enamoran del bosque, otros del cielo...
Este duende...tenía un amor ...
pero no un amor cualquiera.
Su amor era difícil, imposible, clandestino...
por ello nuestro duende suspira
cada vez que cae la noche.
Al llegar el anochecer... él... se mantiene
a la espera, hasta que la ve aparecer.
La espera en el bosque , junto al río
que no susurra y...allí estaba ella...
en medio de la oscuridad ; tan brillante,
tan mística, tan especial, tan diferente,
tan envolvente... La Luna.
Se siente hipnotizado por ella.
La Luna cada noche acude a la cita,
viendo cómo su amado la espera allí...
en el mismo sitio.
Saben que no disponen nada más
que de esos momentos, de ese encuentro
de cada noche.
El duende con su ropaje plateado
deslumbra a cualquiera que osa
posar los ojos sobre el.
El reflejo de la luna lo inunda a todo el,
lo ilumina con su luz.
Ella se siente embaucada por el amor
que él la profesa.
Por su mirada cuando alza la vista al cielo
para observarla, por los susurros
que le llegan desde la orilla del río
cuando el la llama, por su sonrisa
cuando la ve aparecer....
Y así pasan la noche mirándose, ...
sin poder tocarse.
La luna desea ser un hada
para poder hace realidad un sueño.
Pero su misión en la vida es otra muy diferente.
Tiene que iluminar la noche
junto a las estrellas para el resto de los mortales.
Pero...a veces....
cuando los hombres no la pueden ver...
(nosotros lo llamamos luna nueva)
ellos consiguen escapar a miradas indiscretas.
Solos los dos en el bosque del río callado.
Es entonces cuando la luna toma forma
de hada y vuela con sus alas
hasta posarse delicadamente en la orilla,
junto a su duende.
Piel de porcelana, largo cabello,
vestido marfil, largo y vaporoso,
la mirada llena de luz y el alma embriagada.
Ahora si,...se pueden mirar a los ojos
sin temor a que sean descubiertos
y reconocidos.
Se rozan las manos
y sonríen a la luz de la luna.
Pero como el resto de los días ...
ella se tiene que ir...
y empieza a desvanecerse en la noche ,
a volverse transparente, etérea...
Ya...no se pueden tocar,
acariciar, mirar, sonreír, ...
el duende intenta retenerla, aferrarse a ella, ...
pero no puede...el tiempo no espera...
tampoco para ellos.
La luna se siente embelesada
por su duende plateado.
Es tan sensible por amar un imposible,
tan dulce son su voz,
tan ardiente con su mirada,
tan galán en sus palabras.
A la noche siguiente no la tiene a su lado ,
sino en el cielo, en ese paraje
lleno de estrellas.... se aman, se adoran,...
suspiran ....así pasan las noches pero...
ella...se tiene que ir
"no quiero irme" dice la luna.
"quiero permanecer a tu lado" grita el duende.
Poco a poco llega el día y la magia desaparece,
queda la añoranza y la esperanza
de volver a encontrarse de nuevo a la noche.
Antes de despedirse se dicen:
"Esta noche...a la misma hora...
en el mismo sitio...Te quiero")

1 comentario:

Aaron Arana dijo...

demasiado buena esta historia una analogia perfecta para algunos que nos toca vivir como duendes aveces..

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