En ciertas tradiciones mágicas
los discípulos dedican un día al año
o un fin de semana, si fuese necesario,
a entrar en contacto con los objetos de la casa.
Tocan cada cosa y preguntan en voz alta:
- ¿Realmente necesito esto?
Cogen los libros de la estantería:
- ¿Volveré a leer este libro algún día?
Miran los recuerdos que guardaron:
- ¿Aún considero importante el momento que este objeto me hace recordar?
Abren todos los armarios:
- ¿Cuánto tiempo hace que tengo esto y no lo he usado? ¿Lo voy a necesitar?
Dice el maestro: Las cosas tienen energía propia.
- ¿Realmente necesito esto?
Cogen los libros de la estantería:
- ¿Volveré a leer este libro algún día?
Miran los recuerdos que guardaron:
- ¿Aún considero importante el momento que este objeto me hace recordar?
Abren todos los armarios:
- ¿Cuánto tiempo hace que tengo esto y no lo he usado? ¿Lo voy a necesitar?
Dice el maestro: Las cosas tienen energía propia.
Cuando no se utilizan, acaban por transformarse en agua estancada dentro de casa,
un buen lugar para mosquitos y podredumbre.
Es preciso estar atento, dejar que la energía fluya libremente
Es preciso estar atento, dejar que la energía fluya libremente
Cuento de Pablo Coelho
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